El argumento atrae, no me digan que no. Y el estilo promete, pues esta Ottessa escribe realmente bien y con cierta frescura y agilidad. Da bastante gustito inicial, no lo niego. Y aún por encima hay gente lista que opina bien ("Otessa Moshfegh es , posiblemente la escritora actual más interesante a la hora de escribir sobre el asunto de estar vivo": The New Yorker).
¿Qué falla pues para que acabemos pidiendo la hora, como en la final cuando vas ganando por los pelos?. Que no acaba. Que no se muere. Que no se cura. Que no pasa nada. Que llega un momento en que consideras incompatible con la vida el tomar tal cantidad de pastis. Que si sobrevives a las pastis es imposible que sobrevivas a los dos cafés de los pakistaníes. Que no sabía que hay tanta medicación distinta, miedo que da. Que hay más vademecum que reflexión. Que igual va de trascendente y sale de un lugar interesante para llegar a ninguna parte.
He vivido la Gran Manzana desde mejores lugares. Y ultimamente para historias de New York me conformo con Solo asesinatos en el edificio.
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