Por si ésto era poca cosa, Chihiro acompaña a Nakajima a visitar unos amigos que viven al lado de un lago, en una casa destartalada, en una especie de viaje alucinante en el que no acabas de tener claro si son personas o espectros. El lago justifica así el título y supone un punto de inflexión en la novela.
Yoshimoto al ciento por ciento. Raruna. Simple y profunda a la vez. Todavía no sé si me ha gustado o no. Maneja la inquietud de estar vivo como pocos.
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